Esquizofrenia Espiritual

  John Nash es un gran economista y matemático estadounidense, considerado una de las mentes más brillantes que ha existido, y una leyenda viviente en el campo de las Matemáticas. Sin embargo, pocos podrían haber imaginado que llegaría tan lejos. Al inicio de su carrera realizó un extraordinario descubrimiento que lo lanzó a la fama mundial. Pero con este descubrimiento, vino otro que resultó devastador: fue diagnosticado con Esquizofrenia Paranoide, un trastorno que se caracteriza porque el paciente sufre delirios o alucinaciones auditivas; por la expresión y comportamiento desorganizados, conducta inhabitual y emociones disminuidas o inapropiadas. Nash comenzó a ver “criptocomunistas” por todas partes, a pensar que era una persona de gran importancia religiosa y a oír voces continuamente. Escuchaba algo así como llamadas telefónicas que sonaban en su cerebro, de gente opuesta a sus ideas. “El delirio era como un sueño del que parecía que no me despertaba”, dice Nash. A pesar de todo, logró sobreponerse a esta situación, al punto de convertirse en el ganador del Premio Nobel de Economía en 1994. Pero, ¿cómo lo hizo? Nash menciona que se avocó a “recuperar la racionalidad”. Se convenció de que esas voces que oía y las personas que veía no existían realmente, y comenzó a llevar su vida de una manera racional. Eso le permitió tener dominio paulatino sobre esas influencias. Parece fácil, pero este proceso le llevó 30 años.

John Nash

  Es interesante notar cómo esta situación se parece mucho a nuestra vida cristiana. Muchos creyentes llegan a sufrir una especie de “esquizofrenia paranoide espiritual”, en la que escuchan voces o interpretan las acciones de los demás como si estuvieran haciéndolas contra ellos; donde llegan a convencerse que son “el” instrumento de Dios sobre la tierra, y que todo lo que los demás hacen está mal. Viven con miedo a tomar decisiones, porque temen al dolor o al fracaso. Como creen que otros tienen algo en su contra, viven en un mundo de soledad continua porque siempre se están cuidando de los demás. No advierten que el enemigo constantemente los está atacando con estos pensamientos.  La Biblia habla claramente sobre este problema, y nos hace ver que esas batallas mentales se combaten llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2ª Corintios 10:3-5). En otras palabras, debemos “apresar” cada pensamiento que llega a nuestra mente, y llevarlo a que se alinee con lo que Cristo nos ha ordenado. No debemos permitirnos el lujo de recibir y meditar acerca de cualquier pensamiento que nos llega a la cabeza, porque pronto nos encontraremos actuando en consecuencia a ello.

  Pero, ¿Qué podemos hacer para salir de este problema? El Señor nos exhorta a cambiar esos pensamientos por “todo lo que es verdadero,  todo lo honesto,  todo lo justo,  todo lo puro,  todo lo amable,  todo lo que es de buen nombre…” (Filipenses 4:8). Es decir, ya que nuestros pensamientos se manifiestan en nuestro comportamiento, entonces debemos pensar solamente en todo lo que posee virtud, todo lo que es digno de alabanza.

  John Nash logró recuperar su racionalidad, y ese proceso le llevó tres décadas, pero finalmente su esfuerzo le otorgó el reconocimiento mundial. Incluso su vida fue llevada al cine en el 2001 a través de la película “A Beautiful Mind”. Nosotros podemos recuperar nuestra espiritualidad mental, y aunque el proceso sea largo y doloroso, es una disciplina a la que hemos sido llamados a practicar siempre. Y las consecuencias de esto tienen un extraordinario peso eterno. Así que, ¿cuáles son los pensamientos que deberás “apresar”, y obligarlos a obedecer a Cristo? ¿Estás dispuesto a sustituirlos por “todo lo bueno”? Es una decisión que puede llevarte a experimentar cada día la asombrosa realidad espiritual a la que estás llamado a vivir.

Edgar David Miranda Marín es pastor de Jóvenes en el

Centro de Ministerio Juvenil, MÉXICO.

Ciudad Juárez, Chih.